Como no podía ser de otra manera, debemos empezar esta review comentando el apartado que más salta a la vista. El diseño de este Redmi Note 12 sigue la líneas que ya conocemos desde la última generación de la gama, eso sí, cambiando algunos aspectos como el módulo de cámaras. Respecto a este, se aleja del estilo de pasadas ediciones, cambiando la disposición de los sensores a una forma triangular que le da un toque fresco y juvenil. Se separa de lo que vimos en el Redmi Note 11 que presentaba un aspecto más sobrio e industrial.
El resto de la parte trasera del terminal destaca por un aspecto mate, que al contrario de lo que podría parecer, atrapa las huellas de nuestros dedos con facilidad. En cuanto a los materiales, podemos decir que es uno de los aspectos donde más se nota la gama a la que va dirigida esta pieza de Xiaomi
El material usado es principalmente policarbonato, pero no por ello transmite malas sensaciones. Tampoco esperemos que se sienta premium, pues el plástico da para lo que da. Esta parte de atrás se une con los laterales en una suave y agradable curva, aunque percibimos la separación entre las dos zonas, restando en el conjunto de este apartado.
Algo que no podía olvidar es el peso y las dimensiones. Respecto a esto último, es un móvil bastante grande y no sólo por su pantalla sino por unos biseles bastante generosos, sin considerar la barbilla inferior que impide que el frontal sea simétrico. Sin embargo, es cómodo de sujetar y usar, sobre todo por un peso muy bien repartido: son 189 gramos que en la práctica parecen menos. Durante el tiempo que lo he llevado como teléfono principal, lo he usado en la calle sin que me suponga una carga, y he pasado varias horas cada día jugando en el sofá sin que su peso me moleste.
Si volteamos el terminal, tenemos la citada pantalla de 6,67 pulgadas, que comentaremos más adelante. En ella, se realiza un recorte circular para darle cabida a la cámara frontal, que hace presencia en la parte superior del panel. En la parte inferior del Redmi Note 12 5G, vemos el puerto USB tipo C, junto a un micrófono y la rejilla que esconde el único altavoz que posee este móvil Xiaomi. En el lateral derecho, tenemos la botonera con la tradicional disposición: botones de volumen arriba y botón de desbloqueo (con sensor de huellas integrado) abajo. Esta botonera se siente firme, con una pulsación muy agradable y unos botones que no ‘bailan’. El lateral opuesto tan sólo contiene la bandeja donde insertamos nuestra tarjeta SIM, quedando el resto limpio. Sí, este terminal sigue contando con el conector de auriculares, que se alberga en la parte superior junto al sensor de infrarrojos y al micrófono secundario.
Ahora, llega uno de los puntos fuertes de este Redmi: la pantalla. Ésta, consiste en un panel AMOLED de 6,67 pulgadas, con resolución FullHD+ y una tasa de refresco de 120 Hz (es la principal mejora respecto a su predecesor que llegaba a 90 Hz). Es una pantalla bastante grande, pero ideal para consumir contenido multimedia, con unos colores vibrantes y una nitidez elogiable. No tenemos queja alguna sobre esta pantalla, pues ha sido una de las mejores elecciones de Xiaomi. Los ángulos de visión son buenos, la calibración de colores aún mejor, aunque personalmente he cambiado al modo «saturado» por gustos personales.
En el exterior tampoco observamos problemas al utilizarlo, puesto que el brillo máximo hace posible su visualización, incluso debajo de potentes fuentes de luz como la luz solar. Los 1.200 nits de brillo máximo se notan, y es seguro que los usuarios lo agradecerán si pasan largas jornadas fuera de casa. El brillo automático funciona generalmente bien, quedándose ‘dormido’ en algunas ocasiones en las que he tenido que cambiarlo manualmente.
Por otro lado, los 120 Hz hacen dar un salto a la experiencia de usuario: la fluidez que proporciona esta tasa de refresco es excelente, mostrando unas animaciones y transiciones muy suaves. Al contrario de lo que ocurre en otras ocasiones, el hardware acompaña al conjunto y no vemos que los 120 Hz lo hagan sufrir. Igualmente, comentaremos el rendimiento en los párrafos venideros.